25 de diciembre de 2011

papas ilustres (8ª parte)

Remate provisional del repaso por la historia de los papas, del que se quedan en el tintero algunas otras "piezas de cuidao" como:
- Pelagio I, que asesinó a su antecesor Vigilio, el cual había hecho lo propio con los suyos, Silverio y Agapito I.
- Esteban VI, que exhumó, mutiló y tiró al Tiber el cadáver de su predecesor (toda una tradición local lo del asesinato con posterior inmersión en el río: el Papa Formoso, Juan el hijo menor de Alejandro VI Borgia, etc).
- Juan XV, que repartió entre su familia las riquezas de la Iglesia.
- Urbano VI, el tirano psicópata que disfrutaba torturando a sus enemigos.
- León X, homosexual vendedor de indulgencias al por mayor y cobrador de diezmos de los burdeles romanos. Subastó 2.150 puestos eclesiásticos. Mandó matar un cardenal. Suya es la frase Desde tiempos inmemoriales es sabido cuán provechosa nos ha resultado esta fábula de Jesucristo (en una carta dirigida al cardenal Bembo).
- Pablo IV, feroz inquisidor, antisemita, combatiente del protestantismo.

Estos y otros similares han sido y son los varones modélicos, elegidos por la inspiración de Aquél representado como una paloma, de los que el "Amigo Invisible" se ha servido como máximos dirigentes para el gobierno de la Institución Católica. Hombres cuya perversidad estaba bastante por encima de la media de cualquier delincuente en cada una de las épocas en que ocuparon la silla de San Pedro: belicistas, traidores, asesinos, ladrones, avaros, depravados sexuales, falsarios, manipuladores, tiranos maniáticos de poder... Incluso a los más inofensivos se les puede achacar ser cómplices desde sus gigantescos palacios de mármol y oro de los desmanes cometidos por sus secuaces durante tantos siglos.

A pesar de lo escandaloso que resulta el balance de los papados, aún con cismas y desgaste efectivo de poder y crédito, esta Institución se ha resistido a desaparecer. Los intereses creados y motivaciones económicas pueden explicar que este organismo perviva casi dos milenios después de gestarse. Según las profecías de San Malaquías, tras Ratzinger apenas falta un Papa más para que "la Ciudad de las Siete Colinas sea destruida y el Juez Terrible juzgue al pueblo", en línea con el acostumbrado buen rollo de este pavoroso y cabronazo Dios.

¿Se salva alguno de ellos?... De la lista de los 271 podríamos tal vez mencionar a Celestino V: el pobrísimo monje Pietro Da Morrone, ermitaño de 85 años, al que sacaron de su cueva e instalaron en 1294 sin él desearlo en el pontificado, como forma a la desesperada de zanjar las luchas intestinas entre familias políticas romanas que habían llevado durante 2 años y pico a un punto muerto la elección del nuevo Papa. Celestino V duró apenas 5 meses. Ignorante, humilde, víctima de sucias maniobras, pronto abdicó. Su sucesor, Bonifacio VIII, receloso por el aura de santo que arrastraba Pietro del Morrone, lo encerró. Al poco, falleció en su confinamiento. Existen dos versiones: Bien asesinado a manos del mismo Bonifacio VIII insertándole un clavo en la cabeza, bien dejándole morir de abandono y hambre.

Entregas anteriores: tocayos de Ratzinger y bibliografía, la Pornocracia, Juan XII, Inocencio VIII, Alejandro VI, León XIII y los últimos Píos.