15 de julio de 2010

sabotajes divertidos

Jordi Costa es un articulista que escribe textos brillantes acerca de la actualidad y la historia de la cultura pop, cinematográfica, musical y también por desgracia televisiva. Darío Adanti "el ilustrador-che-que-loco" es un dibujante que usualmente colabora con el primero. Fruto de esta concurrencia son diversas obras. Tal vez la mejor -en opinión del autor de este blog- sea el libro "¡Vida mostrenca!" (Ediciones de la Tempestad, 2002), de hecho los libros publicados por ambos desde entonces no llegan a ese nivel.

Con la excusa de los acertados análisis didácticos acerca de sucesos del momento (situados en la transición entre milenios) por las páginas del título de marras desfilan personajes fuera de lo común como Andy Kaufman, Jim Henson o Bill Cooper; y se desgranan diversas y bizarras parafilias o movimientos underground. Uno de los puntos interesantes que trata es la descripción del activismo reinvindicativo surrealista de algunos individuos/grupos como Chuck Palahniuk (inserto en la Cacophony Society, agrupación que montan performances públicas muy chocantes), Luther Blisset... o, por ejemplo, Jello Biafra. De este último personaje, músico, artista punk e inquieto agitador multidisciplinar, Jordi cita cómo en el libro "Pranks" Jello confiesa uno de sus sabotajes con animus jocandi que llevó a cabo.

Jello Biafra, cantante de Dead Kennedys en los '70-'80, ex-candidato a la alcaldía de San Francisco y organizador de movidas varias.

Alquiló una caja de seguridad en un banco, metió dentro de ella un pescado congelado y no volvió a aparecer por allí. A los pocos días, el olor a pescado podrido se adueñó del lugar... por ley, el banco no podía abrir las cajas para ver de dónde procedía el hedor.

Al final, sólo un considerable pitoste burocrático sirvió para que la caja pudiera ser legalmente abierta, aunque el panorama que encontraron en su interior y la peste que impregnó el banco no fuesen precisamente un recuerdo agradable. Recomendación del día: tome ejemplo y pruebe usted algo similar con su entidad bancaria (eso sí, teniendo en cuenta que a fecha de hoy una caja de seguridad tiene un coste por encima de los 100 € anuales). Es un caso de cómo con travesuras imaginativas se puede incordiar, empleando el terrorismo de baja intensidad, a los estamentos bajo cuyo yugo nuestras vidas están sometidas.

Un poco relacionado con el tema se pueda mencionar a Joey Skaggs, otro cachondo creativo de la denuncia social. Como remate, una imagen captada de algún blog tumblr que aporta una idea-broma más para llevar a la práctica a ser posible en el recinto de alguna institución: