27 de julio de 2010

delfines

Los antiguos griegos explicaban su origen como piratas marinos que secuestraron al dios Dyonisios para venderlo como esclavo, y éste como castigo los convirtió en cetáceos. Según los guarayos de Bolivia, eran una tribu de indígenas muy machos a los que un dios envidioso convirtió en delfines rosados y condenó a vivir en agua dulce... aún hoy, les atribuyen la procreación de todos los hijos sin padre: En junio, mientras los hombres celebran a sus santos, los delfines, convertidos en apuestos guerreros, salen del río. Vestidos de blanco, con un sombrero de paja con un agujero en la copa para facilitar la respiración y con el ala muy ancha para cubrir sus facciones, seducen a las mujeres de la aldea. Ninguna de ellas puede huir de sus encantos y dejan que se las lleven al borde del río. Al día siguiente amanecen todas embarazadas.

Basándose en alguna leyenda africana (de los dogón) incluso hay quien ha expuesto que provenían del sistema estelar de Sirio y llegaron a la Tierra con el objeto de ayudar a los seres humanos. Los paleontólogos dicen que hace millones de años evolucionaron de unos antecesores parientes de los hipopótamos que retornaron al viejo hogar, el mar.

Murales de Knossos (isla de Creta). La presencia de los delfines en las mitologías minoica y helénica es abundante: están en el origen de Delfos, son compañeros de Poseidon, etc.

De estos animales fascinantes -casi mágicos- se encuentran más de 30 subespecies; mamíferos de sangre caliente, dentados, que se comunican por gestos y con un lenguaje compuesto por una especie de silbidos. Estudios afirman que cada uno posee un silbido particular, y que las madres silban continuamente a sus bebés para que reconozcan su "voz" y asimismo aprendan. También perciben por ultrasonidos. Sumamente inteligentes, poseen un cerebro complejo con un 50% más de neuronas que los humanos y tienen capacidad de metacognición. Viven en grupos estructurados de 6 a 100 individuos, con un elevadísimo grado de socialización, siempre van juntos incluso parecen necesitar entre ellos el contacto físico constante. Practican el apoyo mutuo.

Sin embargo lo que todavía llama más la atención son las innumerables historias y leyendas de delfines auxiliando y salvando a humanos en el mar. Aparte de servir de guías, su presencia representaba señal de buen augurio para navegantes. La afinidad que hay entre ambas especies data de tiempos inmemorables y de todas partes del planeta donde esten presentes, hay muchos ejemplos de cooperación delfines/humanos. Otro dato curioso: un estudio reciente afirma que se ha detectado en los últimos tiempos que los delfines han aprendido a distinguir los barcos pesqueros y evitan nadar cerca de babor, donde se echan las redes.

Se han visto delfines macho confeccionando una especie de "ramos" con plantas multicolores submarinas que ofrecen a sus hembras. Otros hechos de este estilo como: la capacidad de comunicación con los humanos, que sean juguetones, que se les tenga por seres simpáticos (desde una perspectiva humana se percibe como una sonrisa dibujada en la forma de su boca-pico), que copulen frente a frente; todo ello provoca que se los considere como seres familiares y cercanos a nosotros.

Hace poco se puso de moda la delfinoterapia, esto es, el uso del contacto con delfines como elemento coadyuvante en el tratamiento de distintas patologías: como antidepresivo y contra problemas en el sistema nervioso central, ayuda para niños autistas, etc. Las razones de por qué sirven para este tipo de terapias se adjudican a sus extrañas facultades sensoriales (con su escaner ecolocalizador distinguen, por ejemplo, un feto en una humana preñada). Pero ojo, que también la delfinoterapia puede ser una excusa justificativa en ciertos ámbitos para el mantenimiento de delfines en cautiverio con la conversión de los shows acuáticos en otra actividad más "humanitaria".

En cualquier caso, tanto favor y tanta empatía que despiertan no parece correspondido adecuadamente por parte del ser humano en general: El delfín del río Yangtzé (baiji) extinguido a principios del s. XXI (por contaminación, pesca y construcción de presas), la especie rosada fluvial del Amazonas actualmente en grave peligro de extinción (se calculan 1.500 muertes anuales, por el uso de su carne para cebo), matanzas masivas para consumo en Japón o por tradición en las islas Feroe (de la subespecie calderón), capturas en la pesca nocturna con red de atún, confinamiento en acuarios, contaminación de sus hábitats...

"Solamente al delfín ha dado la naturaleza aquello que buscan los mejores filósofos: ser amigos sin pedir nada a cambio" Plutarco.