16 de enero de 2013

superjan

En 1973, y por encargo editorial, el dibujante Jan dio vida al personaje que mayor éxito y reconocimiento le ha deparado, Superlópez. Una parodia de los super-héroes del comic. No es hasta unos cuantos años después que el autor toma las riendas de su creación y, dentro de lo que cabe, plasma en él y desarrolla todo su ingenio. Historietas largas que se publican en la editorial Bruguera, de las que hay que destacar un par dentro de su mejor etapa. Las cuales brillan especialmente por cómo compone perfectamente los personajes y las tramas, rematando con unos finales geniales:

"Los Cabecicubos" (1983). Álbum donde confluyen la épica, la sociología, la política, el medio ambiente y la industria, la guerra... todo como siempre sazonado con altas dosis de humor. El guión puede incluso equipararse al trasfondo de "Rebelión en la Granja" o las novelas distópicas. A partir de la contaminación provocada por una fábrica de huevos cuadrados, surge una epidemia gradual de cabezas que se convierten en cuadradas, lo que deviene en una serie de asombrosos acontecimientos socio-políticos.




(Reproducción de las páginas 17 y 33, pinchar para ampliar)

"La Caja de Pandora"(1984). Otra aventura trepidante, que parte del mito de la Caja de Pandora para reunir de forma magistral en el mismo parchís entre otros a los dioses de las antiguas religiones egipcia, helena, hindú y azteca. Una trama sólida y llena de elementos fantásticos y acción.




(Página 2, pinchar para ampliar)

El autor no llegó a igualar o superar estos títulos, aún con buenos intentos como "El asombro del robot", "El tesoro del Ciuacoatl"... La serie de "Superlópez" es larga y continua en el tiempo, en una especie de producción a destajo, lo cual provocó que el estilo gráfico se tornara un tanto más pobre (hasta más "anguloso" en algunas formas) y las historietas hayan venido resultando menos elaboradas, aún manteniendo ese toque de calidad, realismo y cuidado de los detalles. La elección de los temas siguen las pautas de la actualidad del momento. Otra característica de los guiones es cierta insistencia en aportar mensajes y lecciones morales, en ocasiones bajo un prisma bastante tonto (por ejemplo, en la crítica a las drogas, a la mafia, a "los malos"...). Otras creaciones del autor son "Pulgarcito", "Nosotros, los catalanes"...

El caso es que hace poco se comentaba por acá algo sobre qué implica recibir premios institucionales, lo que viene a cuento por que Jan renunció a finales de 2012 a la Medalla de Oro a las Bellas Artes concedida por el Ministerio de Cultura. Humildemente y sin aspavientos, manifestó que, ciñiéndose a sus convicciones y ante las circunstancias sociales y políticas, no podía aceptar dicha distinción. Gesto que le honra pero que lleva trampa implícita, ya que tal vez no lo hubiese rechazado en otra "circunstancia político-social" más acorde a su ideario socialdemócrata progre.

De todas formas, es un soplo de aire fresco esta oleada de desafección de los artistas, y en especial de los procedentes del mundo del comic, hacia los premios. Pocos días después de la renuncia de Jan, el dibujante Jacques Tardi rechazaba el 2 de enero de 2013 la Legión de Honor, la más alta condecoración honorífica de Francia. Tardi había sido propuesto para recibirla, pero tras enterarse por los medios de comunicación de su nominación declaró enseguida que no quería recibir nada, ni del Poder actual ni de ningún otro Poder político cualquiera que sea, rechazando la condecoración con la máxima contundencia, para seguir siendo un hombre libre, no un rehén del Poder.

11 de enero de 2013

economía sin estado ni capital

Es meridianamente claro que el Sistema es el error. Los sistemas regidos por Estado y/o Capital basados en la especulación, la desigualdad, la explotación del hombre por el hombre, la codicia, el engaño... en todas sus variantes o modelos son un fracaso aunque se resistan a fenecer, llevándose mientras por delante millones de almas.

Las alternativas deberían pasar por la abolición del dinero, la puesta en común de la tierra, los bienes inmuebles y los medios de producción; así como la eliminación de la propiedad privada (pudiéndose permitir si acaso la posesión de pequeñas pertenencias personales). En definitiva, la instauración de una verdadera justicia social donde la riqueza y el trabajo estén equitativamente repartidos.

Una nota al margen es que las teorías denominadas "libertarianas" o "anarcocapitalistas" son aberraciones que pueden confundir al personal por su etimología, pero nada tienen que ver con los ideales libertarios; ya que aquéllas únicamente defienden la libertad individualista (referida al egoísmo frente a la solidaridad) y, por encima de todo, la libertad de los Capitales que subyugan al ser humano.

Veamos sucintamente algunos sistemas económicos organizados sin mando central, relacionados con el anarquismo:

- Mutualismo. Los grupos de mutualistas se organizan en cooperativas autogestionadas, donde los trabajadores se reparten la producción aunque "compiten" con otras cooperativas pero bajo ciertos valores de solidaridad y federalismo. La cooperativa planifica su producto vendiéndolo a precio de mercado con el fin de sacar rentabilidad. No se elimina el dinero, pero no se admite la plusvalía, el alquiler o la usura, y cualquier intercambio ha de ser por algo que sea generado por un esfuerzo equivalente.
Son propuestas mutualistas: La creación de bancos del pueblo sin ánimo de lucro, bancos del tiempo (intercambio de trabajos y servicios por su equivalente en horas), dinero oxidable (moneda como herramienta de intercambio pero que por definición impide su acumulación).
Principal difusor conocido: Proudhon.

- Colectivismo. Todos los bienes de producción pertenecen a la colectividad de una población determinada (barrio, pueblo...). Se elimina el mercado, el sector industrial correspondiente regula y planifica la producción conjunta de las colectividades federadas. Los trabajadores perciben según hora/trabajo.
Principal difusor conocido: Bakunin.

- Comunismo libertario. El planteamiento es similar al del colectivismo, ya que se basa en colectividades libremente federadas. El reparto de la producción se hace según las características de cada uno. "De cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades" en consonancia con el principio del apoyo mutuo.
Principal difusor conocido: Kropotkin.

En la revolución social acaecida durante la Guerra Civil española de 1936-39 se formaron centenares de colectividades e industrias socializadas (en Aragón, Cataluña, Levante, Andalucía, La Mancha...), de las cuales una buena parte funcionaban al estilo del Colectivismo, pero bajo la premisa de que aquello fuese un tránsito hacia el Comunismo libertario. Proceso que quedó frustrado.
Por otra parte, se pueden citar las experiencias de algunas sociedades, llamadas "primitivas", cuya economía (que despectivamente sería catalogada de infradesarrollada por cualquier experto economista del mainstream) se basaba en los principios ya descritos.
Para ahondar en el tema -y por citar algunas referencias- es de consulta recomendable los libros sobre economía autogestionada y libertaria de Abraham Guillén, el trabajo sobre Comunismo libertario de Besnard, o los del ICEA.

3 de enero de 2013

vermibus

Artista callejero berlinés, al estilo de Banksy y tantos otros, que interactúa con el mobiliario urbano. En concreto, sobre los carteles publicitarios, los cuales -con alevosía y nocturnidad- expropia, altera, y vuelve a colocar en el sitio de donde se los llevó. A los rostros y cuerpos de las imágenes les aplica disolvente, creando así en ellos un efecto de deformación. Con este acto pone en solfa el ideal de belleza de la publicidad.





Sin embargo, hay algunas objecciones que hacer: La mercadotecnia es capaz de asimilar "ataques" como éstos, incluso adaptando los lenguajes y formas de sus antagonistas. Aparte, el efecto que el autor persigue sobre el espectador puede verse atenuado bien por que no se entienda su mensaje, bien porque éste pase inadvertido (tampoco es tan espectacular el resultado). Por último, acciones de pretendida rebeldía en ocasiones no son más que -irónicamente- escaparates para que el mismo autor se dé a conocer, como parece ser el caso; de hecho el mismo vende los carteles modificados.