Del 30 de octubre al 2 de noviembre de 1910 se celebró, por iniciativa del sindicato catalán Solidaridad Obrera (para entender el contexto, puede consultarse este post), el congreso fundacional de la que se denominó Confederación Nacional del Trabajo, con la intención de continuar con la tradición sindicalista revolucionaria que desde la Iª Internacional obrera bullía especialmente en Andalucía y Cataluña.
Salón de las Bellas Artes en Barcelona.
Tras unos primeros años titubeantes, pronto se produjeron avances en la lucha obrera e hitos como la huelga general de 1917, la de la Canadiense, y un auge de esta forma de entender el sindicalismo; ello a pesar de la "cohabitación" con la veterana UGT (a la que ya en 1919 se superó en nº de afiliados), las dudas iniciales ante el bolchevismo triunfante en Rusia, y sobre todo los ataques directos de los Gobiernos con las constantes ilegalizaciones y persecuciones, los años de plomo del pistolerismo patronal y la dictadura de Primo de Rivera. Así se forjó el marcado y fuerte carácter de la militancia de la Confederación. Con la llegada de la República la CNT, así como el anarquismo, incrementó su actividad en todos los campos de la vida laboral y social.
"Estoy hasta los ovarios de servir al Rey (hey hey!) de servir al Rey. Me marcho con la peña de la Ceneté (FAI FAI!) de la Ce-ne-té..." (cántese con la tonadilla del "Quisiera ser tan alta")
Se llegó al Congreso de Zaragoza de mayo 1936 con las miras del anarcosindicalismo (permíteseme el siguiente adjetivo territorial) español puestas más allá de mejorar las condiciones de los trabajadores, pensando ya en las vías para acabar con la explotación del hombre por el hombre y en la implantación del comunismo libertario. La llamada Guerra Civil fue precisamente la ocasión para que las mujeres y hombres de la CNT codo con codo con el pueblo se pusieran manos a la obra y montasen su propia Revolución, en la cual se experimentaron logros extraordinarios como la organización de miles de colectividades y la socialización de industrias enteras allá donde se pudo. Aún con el maremagnum revolucionario y liberador también se produjeron lo que luego se interpretó como errores, tales como la participación de algunos "dirigentes" rojinegros en los órganos superiores de poder de la República para luego ser barridos por ésta*.
Colectivización del transporte público: bus y tranvía en verano de 1936.
Tras la sangría de la guerra, vino la de la brutal represión, aunque se intentara resistir desde el exilio y en el interior (de 1939 a 1952 el ritmo de detenciones de comités nacionales clandestinos de la CNT que intentaban operar fue prácticamente anual) con lo que se llegó al fin del Franquismo con una organización debilitada: masacrada en el interior; y dividida, cansada y envejecida en el exterior. Sin embargo, entre 1976 y 1978 casi de forma "milagrosa" renació de sus cenizas para llegar a poner en jaque a los sindicatos domesticados por el nuevo Régimen, Pactos de la Moncloa mediante. Este tímido resurgimiento se construyó sobre pies de barro, ya que pronto saltaron las contradicciones y divisiones, a lo que se sumó la guerra sucia que el Estado** empleó contra el anarcosindicalismo: infiltraciones, "Caso Scala", etc. aparte del ninguneo mediático.
Un siglo después, el panorama no es halagüeño para las aspiraciones que inspiran la razón de ser de la Confederación. Aunque el Capitalismo y el Estatismo hayan quedado con el culo al aire, los Instrumentos de Formación de Masas de la Tecnodemocracia hacen muy bien su trabajo. Así, pesan como losas sobre la gente taras como: resignación, desconcienzación, miedo, cobardía, ignorancia, aburguesamiento, aborregamiento, incultura, estulticia, adoctrinamiento y apatía; que provocan que hoy día el mensaje de la CNT no cale como antaño entre el pueblo llano. A ello súmese el fracaso continuo en retomar el viejo sueño libertario que todavía intentan un puñado de valientes herederos de aquellos antiguos sindicalistas revolucinarios del XIX y el XX. Esta impotencia puede verse reflejada en un ejemplo como el despropósito de las numerosas batallas internas y escisiones que asolan el anarcosindicalismo: De la CNT la mayor y más conocida fue la formación de la posibilista CGT***, de cual asimismo en 1990 se escindió la confederación Solidaridad Obrera, y de ésta más tarde se separó un grupete llamado SUT. De risa, vamos.
Aún con las miserias ajenas o propias, es meritorio y necesario mantener viva la llama libertaria. Una organización, siglas emblemáticas aparte, que recoja en parte esa forma de pensar y de hacer (acción directa, asambleísmo, autonomía, federalismo, apoyo mutuo...) es deseable que no desfallezca: aquí puedes consultar el anarcosindicato más próximo a tu casa e informarte.
* Hubieron al principio de la contienda varios cenetistas y anarquistas en cargos relevantes como ministerios y consejerías. Pronto la acción de los marxistas autoritarios, especialmente del PCE al dictado de la URSS, presionó contra las milicias populares y las colectivizaciones, con lo que se considera por acabada la Revolución libertaria en 1937.
** Rodolfo Martín Villa, ministro de Gobernación en 1978, llegó a afirmar que "No me preocupa ETA, quienes de verdad me preocupan son los anarquistas y el movimiento libertario".
*** Que se reclama anarcosindicalista aunque en sus tácticas y funcionamiento asuma posturas reformistas y partícipes del sindicalismo oficialista.