Texto extraído desde este blog, y que reproducimos a continuación:
Protágoras de Abdera fue sin lugar a dudas uno de los filósofos más importantes de la Antigua Grecia. Sin embargo, para nuestra desgracia, a pesar de haber escrito varias obras (Diógenes Laercio, importante biógrafo de la Antigüedad, menciona al menos once), ninguna de ellas se conserva. Y es que Protágoras no pretendía enseñar grandes doctrinas filosóficas (a pesar de que las tenía), sino que tendía a la enseñanza práctica, fundamentalmente de la Oratoria, y por lo tanto, fue presa fácil para los místicos disfrazados de filósofos como Platón y otros (el propio Platón se dignó, de todas maneras, escribir un diálogo sobre Protágoras). Por su parte, Protágoras tuvo un final un tanto desgraciado, a resultas de un juicio que se le siguió por impiedad.
Protágoras llegó a Atenas y vivió en dicha ciudad en el siglo V a.C., un período excepcional como pocos en la Historia, por el cúmulo de genios que allí se reunieron y desarrollaron sus talentos artísticos, científicos, históricos, literarios y filosóficos. Protágoras llegó a ser amigo de Pericles el Olímpico, el principal líder ateniense, y esto pudo haberle valido la desgracia, ya que el juicio contra Protágoras coincidió con una ola general en contra de este líder.
El pretexto que encontraron para enjuiciar a Protágoras fue que éste habría escrito un tratado ("Sobre los dioses") que ponía en duda a los dioses, y que leyó a algún grupo de amigos. Diógenes Laercio cita así sus primeras palabras: "Con respecto a los dioses no puedo conocer ni si existen ni si no existen, ni cuál sea su naturaleza, porque se oponen a este conocimiento muchas cosas: la oscuridad del problema y la brevedad de la vida humana". Es obvio que con estas palabras está haciendo profesión de agnosticismo y no de ateísmo, porque cuestionaba a los dioses, pero no los negaba de raíz, pero esto bastó para que sus enemigos le acusaran (como puede verse, la famosa Ciudad Luz de la Antigüedad y la que muchos consideran "cuna del pensamiento racional", a veces podía también ser harto irracional). Diógenes Laercio menciona a un tal Pitidoro como su acusador, pero Aristóteles menciona a un tal Evatlo, lo que tendría mucho sentido porque según Diógenes Laercio, Evatlo era discípulo de Protágoras y le debía unos honorarios... que jamás tendría que pagar si Protágoras terminaba condenado.
Parece ser que Protágoras terminó siendo condenado al destierro, bajo la acusación de "asebia" o impiedad (la misma con la que Sócrates fue condenado a muerte, unos treinta años después). Según refieren varias fuentes, la nave en que viajaba naufragó, y Protágoras habría muerto ahogado. Esto sucedió probablemente hacia 429 a.C., pero las fuentes no concuerdan en su edad (70 o 90 años). Así terminó la breve y triste aventura agnóstica y de libertad de pensamiento de Protágoras, ahogada por el falso puritanismo y su buen poco de mezquindad política...