16 de julio de 2009

einstein y la cnt

Reproducción parcial de un artículo del blog del "lopo estepario", sobre algo que ya oí hace años contar a algún viejo anarcosindicalista, de ese tipo de anécdotas exiliadas fuera de los anales de la Historia y que (casi) nadie conoce:

En el debate entre razón y fe o ciencia y religión, el movimiento libertario siempre se ha puesto del lado de la ciencia. Y en España, donde la religión católica juega un papel tan destacado, los anarquistas vieron en la revolución científica del siglo XIX un argumento irrefutable contra el oscurantismo religioso que ridiculizó desde Galileo Galilei hasta Charles Darwin; por el contrario, los anarquistas difundieron con entusiasmo a todos aquellos científicos, desde Camille Flammarion hasta Albert Einstein, que cuestionaban el modelo creacionista tercamente defendido e impuesto por la Iglesia Católica.

Por eso, no tiene nada de extraño que la visita de Albert Einstein a España fuese acogida con interés por la CNT y que, dada la estrecha relación que los anarquistas tenían con el republicanismo federal, hablasen con el catedrático Rafael Campalans, anfitrión de Einstein en Barcelona y militante republicano, para que el científico visitase la sede de la CNT y se dirigiese a los trabajadores barceloneses.
Para comprender la importancia de esta visita basta comprobar la cortina de humo que ha caido sobre élla: no está claro que impartiese una conferencia, aunque parece que sí que lo hizo, no se sabe con seguridad cuáles fueron sus palabras, aunque merecieron un informe secreto del consulado alemán, no hemos podido localizar el noticiario cinematográfico que recogió imágenes de la visita, pero parece evidente que se realizó la filmación... la cuestión es que se armó un revuelo político en España por las posibles tendencias revolucionarias del científico. [Algunos documentos datan el encuentro el martes 27 de febrero de 1923].

Todo eso da igual. Albert Einstein, a pesar de compartir muchos puntos de vista, no era anarquista, sólo simpatizaba con la corriente pacifista de la socialdemocracia alemana, pero acudió a la sede de la CNT. Sólo ese dato ya es suficiente para poder apreciar el prestigio de la central anarcosindicalista, el amor a la cultura de sus afiliados y el reconocimiento a una tarea de divulgación de la ciencia realizado por unos anarquistas a los que nada humano, ni siquiera las más sutiles teorías físicas, les era ajeno.

Un apunte: Aunque haya por ahí quien, de forma errónea en mi modesta opinión, pone en duda la genialidad de este personaje, tampoco habría que caer en la adulación incondicional que acabe por llevar a la creación de mitos intocables.