Las dudas razonables son para estudiarlas y debatirlas, así que sin ánimo de incordiar a los ilicitanos pero sí a quien sacralice ideas y figuras, reproduzcamos un texto de un tal Uwe Topper (desde esta página) que cuestiona la autenticidad de la famosa señora:
En Noviembre de 2001 volvimos, una vez más, al Museo Arqueológico de Madrid para contemplar la dama de piedra que representa la prehistoria de la Península Ibérica. Pero llama la atención un cúmulo de aspectos que no concuerdan con una pieza de esta época. Ya en un primer momento, el erotismo de la boca maquillada permite intuir la corriente estética de su tiempo: así se admiraba la belleza femenina en el siglo XIX. Un método estilístico que poco antes ya me había permitido desenmascarar la Perséfona en el museo de Berlín.
Como es habitual en este tipo de falsificaciones, las roturas no obedecen a lógica alguna. Hay una muesca, cerrada con masilla, en la mejilla izquierda bajo la oreja, es decir en un punto absolutamente protegido: aquí no se puede romper nada antes de que se hayan dañado la nariz, las joyas de la cabeza y la oreja misma... y éstos están intactos. Eso ya no es sospechoso: es imposible. Y desde un punto de vista artístico-estético, se aprecia un cuello demasiado gordo, una nariz poco orgánica, un tocado puntiagudo algo irreal; sólo el adorno da una impresión realista.
Las aproximadamente 300 figuras que fueron encontradas de forma conjunta con la Dama en la excavación del Cerro de los Santos cerca de Elche (Alicante) tienen mucho en común; según el texto que acompaña sus vitrinas en el museo de Madrid han sido talladas "prácticamente por la misma mano"; sus expresiones son idénticas sin evolución que sugiera un desarrollo de la tradición artística.
No obstante, los arqueólogos las reparten sobre unos cinco siglos. Sus rasgos - cabello, orejas, ojos - son descritos en el mismo texto como "arcaicos o seudo-arcaicos" (!). Las cabezas de hombres no tienen cuello ni agujeros que puedan servir para fijarlas sobre una base; es decir que son bustos cuyas bases nunca fueron encontradas. Las roturas son irregulares y bien pueden haber sido provocadas. Algunas figuras recuerdan un estilo paleocristiano, románico, irlandés... sobre todo las estatuas de animales se asemejan a las irlandesas; son las únicas que podrían ser auténticas.
Existía además otra escultura menos elaborada, conocida como la "Gran Dama de Elche", identificada pronto como falsificación. Pero el 4 de agosto de 1897, la hoy famosa Dama de Elche fue hallada en La Alcudia y rápidamente exportada a París. Allí fue expuesta en el Louvre y admirada por el público. Luego fue recuperada por el rey español como "reina mora". Este tránsito internacional convirtió la estatua en famosa y permitió declarar su autenticidad, junto a las demás figuras del Cerro de los Santos. Las autoridades francesas habían considerado éstas hasta entonces como falsificaciones.
Hasta donde permite intuir la literatura sobre el tema, el debate sobre la autenticidad de la Dama de Elche - tan antiguo como el hallazgo - está finalmente decidido: el profesor John F. Moffitt acertó plenamente con su primer escrito que, en 1985, constató la falsedad de la estatua. La segunda versión, publicada 1995 en la Universidad de Florida, aporta suficientes argumentos como para aceptar sus tesis. R. Olmos y T. Tortosa volvieron a reunir todos los datos en 1996 durante un simposio dedicado a este tema. Los resultados son evidentes y no permiten más dudas: La Dama de Elche y todos los hallazgos que la acompañan fueron fabricados en el siglo XIX. El texto dispuesto sobre la vitrina del Museo Arqueológico de Madrid deja traslucir esta convicción en lo que se refiere a las demás figuras de la excavación y en el vestíbulo del Museo se pueden adquirir las obras que acabamos de citar. ¿Una doble moral? A quien sólo quiere admirar una obra de arte, se le sugiere que está ante un monumento arqueológico; a quien sabe leer se le informa de que se trata de una falsificación...
Bueno, en el artículo hay alguna incorrección (como afirmar que la figura es de mármol, cuando es de roca caliza). Por otra parte hay estudios de los materiales y los pigmentos que sí lo situan en la época adecuada... pero hay una serie de aspectos que le confieren a la susodicha unas características únicas y no concordantes con la cultura ibérica: de ahí las sospechas fundadas a las que puede dar lugar. Por haber, hay hasta teorías de visionarios que la relacionan con la Atlántida, asignándole el papel de reina de Tagok (Iberia).