21 de agosto de 2011

guardar, reproducir, leer

Las tres docenas de artículos en elaboración que iban a ser publicados en éste, el mejor blog del planeta, junto a ingente cantidad de información y recopilación de material digital, desapareció hace poco al volatilizarse el pendrive kingston donde se contenían.
(Mensaje para el mozalbete merodeador responsable de la sustracción de la memoria digital referida: Puedes devolverla al lugar de donde la tomaste, así te ahorras que sobre ti caiga la ira del dios demoniaco Daimajin)
Por tal motivo, y al no haber copia de seguridad, pedimos paciencia a los millones de fans mientras se van poco a poco recomponiendo los próximos posts que estaban preparándose. Este luctuoso hecho sirve para publicar unas breves palabras de reflexión acerca de la estabilidad del soporte digital frente a formatos analógicos, o a otros mucho más tradicionales y antiguos.


Partiendo de la premisa de que todo soporte físico ineludiblemente se degrada, ¿qué fiabilidad y durabilidad se encuentran en los sistemas modernos de almacenamiento de información?

En un rápido repaso sobre los sistemas digitales, dejando atrás los analógicos como vinilos y cintas magnéticas (éstas con una longevidad en general menor de 30 años) que dominaron en el s.XX como soporte audiovisual, u otros de la prehistoria de la informática (tarjetas perforadas) tenemos que actualmente, para almacenar información, están extendidos los:

- Soportes ópticos, como los discos compactos (CD, DVD, más tarde Blueray...), a los que se asignaba al inicio de su comercialización una vida de 100 años. Sin embargo, parte importante de ellos no llegan a mantener para su reproducción íntegra una duración de 10 años. Una de las causas es la acción de micro-hongos o de la oxidación, esto ocurre especialmente con los grabados por quema de láser en vez de prensados.

- Los discos duros HDD, a partir de los 5 años de funcionamiento dan problemas. Como en el caso anterior, sólo un uso adecuado y sobre todo la correcta preservación de factores físicos y atmosféricos puede alargar su vida. También a las memorias flash mediante chips se les atribuye una vida inferior a 10 años.

- Los sistemas virtuales de almacenamiento en internet tienen una fiabilidad limitada y si cabe menos estable, ya que el usuario pierde el control sobre su material "subido", que pasa a depender del proveedor (empresa) del servicio -gratuito o no- y lo que con el tiempo haga con los petabytes albergados en sus discos duros.

Uso masivo de medios digitales para guardar datos: desde el diskette magnético de 51/4" de 1,2 MB de capacidad (extendido en el mundillo informático a finales de los '80 y primeros '90) a la tarjeta flash microSD de 32 GB, 4 lustros después. Apunte histórico: en 1957 se introdujo la primera unidad de discos duros magnéticos, compuesta por 50 discos de 24" que en total albergaban 5 MB, con un coste de mantenimiento anual de 35.000 $.

El disco duro que estabas esperando! con capacidad de 10 MB por sólo 3.398 $... (anuncio de principios de los '80)

Curiosamente, se ha venido evidenciando una continua obsolescencia intencionada por la industria al sacar cada cierto tiempo el "formato definitivo" y dejar de producir los anteriores. De forma que cuanto más moderno, mas práctico, pero a la vez menos fiable a largo plazo. La solución para no perder datos es realizar backups constantemente. Se dice que en un futuro próximo se implementará un nuevo sistema de grabación basado en microcristales.

En vista de los periodos de vida descritos, si se quiere conservar un legado más allá, caben opciones como la difusión o multiplicación de copias. Parece evidente que para contener y leer información por escrito sigue siendo el sistema más eficaz y perdurable el derivado del milenario pergamino: el papel. Con el papel nos evitamos problemas de errores de lectura, de redundancia cíclica, de fallos electrostáticos, de pérdida de formato... Aunque al ser material orgánico, sea éste también víctima de las inclemencias externas: los ácidos degradan lentamente las cadenas celulósicas, y es una material muy sensible a factores atmosféricos (luz, humedad, temperatura). En cualquier caso bien conservado puede durar siglos. El papel actual comercializado, en general, tiene una vida no mayor de 50 años.

Incluso con la impresión en papel de listados de código fuente en lenguaje informático, éstos teóricamente puedan ser escaneados y procesados para reproducir no sólo texto: imágenes, música... algo en realidad harto engorroso.

Ésto último no es nada práctico frente a los formatos digitales arriba descritos, que al menos tienen la ventaja de ser fáciles y rápidos para copiar, y de bajo costo. En fin, para lo que es la escritura, su impresión será casi imperecedera si se realiza sobre un material lo más sólido y estable posible. Por ejemplo, la piedra.

El hombre del paleolítico se va de compras, una broma gráfica de Banksy.

"Te dije que no pintaras en la pared!"

Las inscripciones de signos, dibujos y las primeras escrituras perduran desde hace miles de años cinceladas sobre metales, minerales... Problemas evidentes de este sistema: la casi nula manejabilidad, el lento método de impresión y lo limitadísimo de la cantidad de información que pueda contener. Y hoy día se efectuaría como hace milenios, manualmente.