En un día como hoy (9/11 para los anglosajones), vamos a repasar una anécdota histórica:
En la fase final de la guerra por la independencia de Cuba (y Puerto rico, y Filipinas) en 1898, Estados Unidos decidió intervenir para expander su recién estrenado imperio. Con la excusa de asegurar los intereses de los residentes estadounidenses en Cuba, el gobierno yanki envió a La Habana el acorazado de 2ª clase "Maine", una maniobra intimidatoria y de provocación hacia España, que se mantenía firme en el rechazo de la propuesta de compra realizada por los Estados Unidos sobre Cuba y Puerto Rico. El 25 de enero de 1898, el Maine hacía su entrada en La Habana sin haber avisado previamente de su llegada, lo que era contrario a las prácticas diplomáticas tanto de la época como actuales. En correspondencia a este hecho, el gobierno español envió al crucero Vizcaya al puerto de Nueva York.
Sin embargo, a las 21:40 del 15 de febrero de 1898, una explosión ilumina el puerto de La Habana. El Maine había estallado. De los 355 tripulantes, murieron 254 hombres y 2 oficiales. El resto de la oficialidad disfrutaba, a esas horas, de un baile dado en su honor por las autoridades españolas.
Sin esperar el resultado de una investigación, la prensa sensacionalista de William R. Hearst publicaba al día siguiente el siguiente titular: «El barco de guerra Maine partido por la mitad por un artefacto infernal secreto del enemigo». Los estadounidenses sostuvieron desde el primer momento que la explosión había sido provocada y externa. La conclusión española fue que la explosión era debida a causas internas, no podía ser una mina como pretendían los estadounidenses, pues: 1.- no se vio ninguna columna de agua, 2.- no tendrían que haber estallado los pañoles de munición, 3.- no había peces muertos en el puerto (lo que sería normal en una explosión externa), 4.- si la explosión hubiera estado provocada por algún artefacto externo, ésta habría hecho al barco saltar (literalmente) del agua, cosa que no sucedió.
Algunos de los documentos desclasificados por el gobierno de EE.UU. sobre la Operación Mangosta avalan la hipótesis de que la explosión fue causada por el propio gobierno de EE.UU. con el objeto de tener un pretexto para declarar la guerra a España.
la campaña realizada desde los periódicos del imperio mediático de Hearst (todo un bicho) convencieron a la mayoría de los estadounidenses de la culpabilidad de España. EE.UU. acusó a España del hundimiento y declaró un ultimátum en el que se le exigía la retirada de Cuba. Comenzaba así la guerra hispano-estadounidense que duró unos pocos meses.
En la actualidad, curiosamente hasta en los libros de texto escolares -de España- se cita este caso flagrante de autoatentado. El gobierno de turno no tuvo empacho de sacrificar unas pocas vidas de sus propios soldados para conseguir un objetivo -entrar en guerra- y mentir al respecto. Esta práctica no es en absoluto inusual, se denominan ataques de falsa bandera ("false flag") y precisamente los USA son de lo más proclives a ello:
- El ataque de Pearl Harbour (con el que se metieron en la 2ª G.M.) fue consentido por los mandos militares americanos.
- El incidente de la Bahía de Tonking que provocó la implicación norteamericana en la guerra de Vietnam fue prefabricado por el propio gobierno (demostrado en papeles desclasificados y en las declaraciones del ex-ministro de Defensa McNamara)
- En 1967 en las costas de Israel, el buque norteamericano USS Liberty fue bombardeado por varios aviones y una fragata israelís (otros que tal). Las autoridades norteamericanas, bajo el mando de Lyndon B. Johnson decidieron no sólo no responder al ataque, sino impedir que otros buques de la armada estadounidense ayudaran a su barco y atribuir el ataque a Egipto. Ello posibilitó que Israel pudiera actuar sin contemplaciones en la guerra de los Seis Días, con la que robó terreno a sus vecinos árabes Egipto, Jordania y Siria. Todo ello, perfectamente documentado.
- La penúltima a gran escala fue la de los ataques del 11-S. Se sabe (aunque los medios callen como ratas) que ningún avión se estrelló contra el Pentágono. El 4º avión también es un misterio sin prueba minguna de qué sucedió. Lo de las Torres Gemelas está repleto de datos reveladores: Restos de explosivos encontrados en el interior, aparición y desaparición de los pasaportes (intactos) de los presuntos terroristas suicidas entre los restos, el extraño derrumbe del edificio WTC7... hasta hay declaraciones de testigos relacionados con la inteligencia militar que apuntan a Dick Cheney como uno de los que manejó el cotarro. En esta ocasión el fin también era entrar en una nueva guerra.
Otro día comentamos lo de las coincidencias entre el 11-S, el 7-J (Londres) y el 11-M.