Seguro que los habrá que no sean malas personas (como incluso -aunque duras penas- podrían encontrarse en otros gremios aún más deleznables del estilo periodistas, policías, carceleros...), pero a priori alguien que se dedique a aprovecharse del trabajo de un tercero para sacar beneficio no puede tener precisamente en demasiada consideración a ese trabajador del que se aprovecha, y esa es la esencia del empresario: ganar el pan con el sudor del de enfrente. Como se decía en otros tiempos, es la explotación del hombre por el hombre. En la definición del término "empresario" se entiende que es el propietario de los medios de producción de una entidad con ánimo de lucro, la cual dirige, y administra la labor que sus empleados desempeñan a cambio de determinada remuneración.
Este verano han salido en los medios algunos casos -no más que en otras ocasiones- de los numerosos en los que estos personajes, que se erigen asimismos en "creadores de riqueza del país" (qué morro), con sus prácitcas perpertan de forma criminal contra los trabajadores. En especial contra los que están trabajando en condiciones lamentables. Tres ejemplitos puntuales de Terrorismo Patronal:
* (junio) Un trabajador boliviano que perdió el brazo manipulando una máquina de amasado. El asqueroso de su jefe -un tal Rovira- propietario de una panificadora en Real de Gandía, le pagaba 4 veces menos el sueldo según convenio (23 € por 12 horas seguidas diarias, y sin vacaciones) y lo tenía casi 2 años sin contrato junto a otros compañeros. El trabajador se cortó el brazo izquierdo, el empresario tiró el brazo a la basura ("teníamos que seguir trabajando") y dejó al accidentado abandonado a pocos metros de la entrada al hospital de Gandía, diciéndole "Si te preguntan, comenta que tuviste un acciente, pero no digas nada de la empresa". Tras el escándalo al salir publicado el hecho en la prensa, la familia del empresario aún tenían la desvergüenza de intentar culpar a la víctima, aduciendo incongruencias como que iba borracho (desmentido por los médicos) o que los trabajadores inmigrantes "ponteaban las máquinas para hacerlo todo seguido e ir más rápido". (noticia)
* (agosto) Otro inmigrante sin contrato sufrió un infarto en la reforma de un restaurante de Tenerife: el trabajador murió poco después en la calle donde lo abandonó el dueño del local. (noticia)
* (junio) En Los Palacios (Sevilla) otro trabajador inmigrante más, en la empresa Precocinados Lara, sufrió la amputación de la falange de un dedo de la mano en un accidente laboral, tras lo cual el empresario se negó a que fuera atendido en la Seguridad Social y le exigió que continuara su jornada laboral. (noticia)