1 de marzo de 2013

que viene el 112

No podíamos por menos que comentar la deserción de Ratzinger de su alter-ego Benedictus PP. XVI, culminada el 28 de febrero de 2013. Hecho no habitual, ya que habían pasado 6 siglos desde la última dimisión en el puesto. Los motivos de su renuncia al trono de San Pedro son obvios, aunque poco difundidos:

El Vaticano, lugar que siempre ha sido un nido de víboras donde las intrigas y peleas entre facciones de la curia están al orden del día, se había venido convirtiendo en un circo donde al sumo Pontífice le crecían los enanos: envuelto, presionado y acorralado entre la guerra civil interna*, los grupos masónicos** actuando en la organización, los "Vatileaks" (documentos internos del Vaticano revelados en 2012 por el periodista Gianluigi Nuzzi), la constatación de que el Banco Vaticano (IOR, Instituto para las Obras de Religión) blanquea dinero y tiene depósitos de la mafia, las orgías sodomitas de los prelados organizadas dentro de los muros vaticanos, los escándalos de pederastia... tiene gracia que todo esto haga que aquel que llegó al papado con un aura de símbolo del ala conservadora eclesiástica quede como un melífliuo en comparación con el "ganado" que le rodea, y que salga por patas, escandalizado e incapaz de hacer limpieza en su propio business. Su avanzada edad y dificultad para controlar su esfínter sin duda también habrá contribuido para que se le quiten las ganas de seguir en la brecha.

Uno de los variados factores que desencadenaron la decisión de la renuncia de Ratzinger fue la destitución en mayo de 2012 de Ettore Gotti Tedeschi de la presidencia del IOR***, inducida con guante de seda por el mismo que la había colocado en el cargo, el cardenal Tarcisio Bertone. A propósito, este prelado actúa de camarlengo durante la transición a la elección del nuevo papa. Ante la publicación de una parte mínima de toda la mierda que envuelve el asunto, Tedeschi manifestó su alegría -revanchista- por que "empezara a aflorar la verdad".

En una carta dirigida al pontífice el 13 de febrero, el arzobispo Norberto Rivera señaló que Benedicto XVI "deja a la Iglesia de Jesucristo en paz, después de sortear tempestades, incomprensiones y hasta traiciones". En su última homilía de ese mismo día, Benedicto XVI manifestó que "en ocasiones la Iglesia se desfigura por las divisiones dentro del cuerpo eclesiástico" y pidió superar las rivalidades. Justo antes de abandonar el cargo el ahora Papa emérito, en referencia los problemas internos con los que tuvo que lidiar, afirmó nada menos que "hubo días de aguas turbulentas, en que el Señor parecía dormir"... lo cierto es que ese tal Señor o bien duerme una siesta de milenios mientras millones de inocentes sufren lo indecible injustamente, bien gusta de contemplar los juegos macabros que se gasta la Humanidad.

Mientras la parafernalia y el mecanismo de reemplazo está que "echa humo", según la cuenta de los papas que hace San Malaquías en sus profecías (Lignum vite, ornamentum, & decus Ecclesiae), Ratzinger era el nº 111 (a partir de Celestino II): el penúltimo Pontífice. El siguiente que está por venir, será conocido como Petrus Romanus o Rey Negro, y se enfrentará al Fin (de la Iglesia, del Mundo?), o algo así pronostica el texto atribuido al arzobispo irlandés Máel Máedóc Ua Morgair (Malaquías de Armagh, s.XII), aunque se trate de una falsificación publicada 4 siglos después.

El caso es que puede considerarse cumplida por lo del nombre Pedro el Romano si reparamos en el nombre completo del actual camarlengo: Tarcisio Pietro Evasio Bertone, nacido en 1934 en la localidad de Romano Canavese.

* Se identifican al menos 3 bandos: uno liderado por Bertone (secretario de Estado desde 2005), otro por Angelo Sodano (predecesor de Bertone, decano del Colegio Cardenalicio), y el tercero por Angelo Bagnasco (presidente de la Conferencia Episcopal Italiana).
** Marco Simeon, protegido de Bertone, era el hombre en la Banca Vaticana de la logia ilegal P-4. *** Del cual, el último presidente nombrado en febrero de 2013 -Ernest von Freyberg- es fabricante de barcos de guerra.