Situémonos en una de una ciudad castigada entre otras circunstancias por las obras faraónicas y proyectos propios de los delirios megalomaníacos del Progreso y el Desarrollo de esta Tecnodemocracia que se encamina irremediablemente a su decadencia. El alcaide de esta mesetaria capital de un viejo Imperio, propuso la creación de una ley estatal que permita a los ayuntamientos retirar de las calles a los indigentes, añadiendo que todo el que duerme en la calle lo hace por voluntad...* La declaración se remató in situ con el exabrupto del presidente de la Asociación de Comerciantes de la Gran Vía, calificando a los personas que duermen en la calle de pedigüeños que campan a sus anchas.
Ordena el edil sátrapa: "Quítenme de ahí inmediatamente eso de la izquierda".
Es otro intento de repudiar, barrer, invisibilizar y asimismo criminalizar al colectivo de gente sin techo, quienes en su inmensa mayoría no se encuentran por gusto ni voluntad propia en tales condiciones: suelen ser víctimas del desempleo, el alcohol o la droga, situaciones familiares catastróficas... Más aún, desde los entes estatales son considerados como elementos prescindibles y eliminables físicamente.
Como ya se referenció en alguna vez anterior, la solución tampoco es la caridad, ni individual ni institucional. Sin embargo, parece más plausible una acción de ayuda como la siguiente: un fotógrafo francés que cede sus dibujos a los mendigos para que llamen la atención del transeúnte.
* Afirmación falsa para más inri. Ya que la red de albergues municipales en dicho lugar, además de tener muchas limitaciones, no cubre el número total de individuos en la calle.