2 de octubre de 2012

la tierra, el rifle, el tractor y el banco

La novela "The Grapes of Wrath" ("Las uvas de la ira") de John Steinbeck (1939) está ambientada en la Norteamérica rural, durante los años inmediatamente posteriores al crack del '29. La versión cinematográfica fue dirigida por John Ford en 1940. De eminente temática social, narra las adversidades que sufren los agricultores -encarnados en la familia Joad- tras una mala cosecha, endeudándose con préstamos bancarios para campear la situación, la posterior pérdida de sus tierras debido a las continuas sequias, y al final la consecuente emigración.

Cuando las tierras pasan a manos de los bancos, son ocupadas por los tractores de los nuevos terratenientes para labrar las tierras y llevarse por delante las viejas casas de los agricultores desahuciados con ellos aún dentro. En el capítulo V hay una escena muy significativa, en la que un tractor llega a la casa de un agricultor después de haber estado labrando sus antiguas tierras. Éste sale con una escopeta y encañona al tractorista que no tiene más remedio que parar.

- La levanté con mis propias manos. Enderecé clavos viejos para colocar el revestimiento. Los pares del tejado están atados a los travesaños con alambre de embalar. Es mía. Yo la construí. Atrévete a chocar contra ella, yo estaré en la ventana con el rifle. Que se te ocurra siquiera acercarte de más y te dejo seco como a un conejo.

- No soy yo. Yo no puedo hacer nada. Pierdo el empleo si no sigo órdenes. Y, mire, suponga que me mata, simplemente a usted lo cuelgan, pero mucho antes de que le cuelguen habrá otro tipo en el tractor y él echará la casa abajo. Comete usted un error si me mata a mí.

- Eso es verdad -dijo el arrendatario- ¿Quién te ha dado las órdenes? Iré a por él. Es a ése a quien debo matar.

- Se equivoca. El banco le dio a él la orden. El banco le dijo: o quitas de en medio a esa gente o te quedas sin empleo.

- Bueno, en el banco hay un presidente, están los que componen la junta directiva. Cargaré el peine del rifle e iré al banco.

El conductor arguyó:
- Un tipo me dijo que el banco recibe órdenes del Este, del gobierno. Las órdenes eran: o consigues que la tierra rinda beneficios o tendrás que cerrar.

- Pero ¿hasta dónde llega? ¿A quién le podemos disparar? A este paso me muero antes de poder matar al que me está matando a mí de hambre.

- No sé. Quizá no hay nadie a quien disparar. A lo mejor no se trata en absoluto de hombres. Como usted ha dicho, puede que la propiedad tenga la culpa. Sea como sea, yo le he explicado cuáles son mis órdenes.