30 de octubre de 2012

el naufragio del sufragio (13ª parte) votar es echar gasolina al coche que te atropella

Seguimos "erre que erre" con el tema pro-abstencionismo activo, rondándolo desde distintas voces y argumentos, aunque en entregas anteriores parezca que haya quedado todo dicho. En esta ocasión, acercamos al amable lector un pequeño extracto del artículo de Josu Angulo para la publicación "La Gallina Vasca" del 13 de octubre de 2012.

No voto. Lo digo así de claramente. No comparto la totalidad de las ideas de ningún partido político. Me abstengo porque considero que el mero acto de votar es una forma de dar mi beneplácito a un sistema que no funciona, que cada día huele más a podredumbre... Hablo de esta falsa* democracia que nos han querido endosar.


Ni de coña, antes 100.000 veces muert@.


El dinero como motor único de las campañas, la acción de los lobbys, lo evidente de la farsa de poder escoger entre sólo dos opciones "distintas", el espectáculo circense y la desafección del pueblo son los principales elementos en los comicios que se organizan en la cuna y paradigma de la Democracia Occidental. En los USA los niveles de participación en elecciones al Congreso raramente alcanzan el 50%, mientras que en las Presidenciales giran entorno al 60%.

En vista de los derroteros que toma la cosa creo que es la hora de la acción social y no de una manera perroflautísticamente absurda sino con una toma de conciencia y con una acción directa en consecuencia de esa reflexión. Muchos consideran que si yo no voto no puedo opinar sobre política y ese pensamiento extendido me parece una intolerancia aceptadísima hoy en día. Jamás pensé que un derecho me restara otro. Nunca pensé que el derecho de votar fuese canjeable con el de opinar. Jamás pensé que un derecho en realidad era una obligación. Que yo tengo que votar y si no me he de callar.

* Ojo, que desde este blog no abogamos tampoco por las chuminadas ésas del estilo de que haya una "Democracia Real".