20 de marzo de 2010

un pastor contra el monstruo urbanizador

A veces acaecen ese tipo de pequeñas historias que casi le reconcilian a uno de alguna forma con el sempiterno concepto de "justicia social"... que no, por supuesto con el Sistema Judicial del Estado, ya que lo que vamos a contar no es más que una excepción a las reglas con las que nos rigen desde la Justicia burguesa y podrida.

Pascual Carrión Guardiola es un pastor y humilde propietario de 30 hectáreas y 500 ovejas y cabras de Jumilla (Murcia). Lleva desde 2002 una valiente lucha en solitario contra un proyecto monstruoso (en el sentido tanto de tamaño como de idiosincrasia) de macro-urbanización brutal de hasta 15.000 viviendas en el paraje de la Sierra de Santa Ana. Todo empezó cuando le notificaron que por su finca iba a pasar una línea eléctrica de alta tensión, asunto que le llevó a los tribunales. Cuando conoció que una promotora quería construir miles de casas en la zona y que el plan parcial del Ayuntamiento de Jumilla (cómplice necesario, parte interesada y beligerante) supondría la expropiación de su terreno, pidió la suspensión cautelar de la urbanización argumentando, entre otras cosas, que la promotora no había demostrado contar con el abastecimiento de agua para los dos campos de golf previstos y las viviendas.

En su día la empresa promotora le ofreció un buen pellizco (se barajan cifras cercanas a los 3 millones de euros!!!) por su terreno, pero no quiso desembarazarse de aquello que le había costado 40 años de esfuerzos. Como él dice: Para mí, esto es la vida: Levantarme, desayunar y venir a cuidar el ganado. Es lo que he conocido desde siempre y lo que me gusta. No necesito otra cosa. En 2008 la citada sociedad inversora se declaró en "concurso de acreedores", y ya en diciembre de 2009 gana una batalla cuando el Tribunal Supremo -tumbando así un dictamen previo del TSJ de la Región que declaraba que primaban los interes generales sobre el derecho del pastor a no ser atropellado por la maquinaria especulatoria- ordenó la suspensión cautelar del proyecto hasta que se acredite la suficiencia de los recursos hídricos necesarios.

Para remate y adorno, una frase del escritor irlandés George Bernard Shaw: "Todo cambio procede de personas poco razonables, porque las razonables esperan que el mundo continúe más o menos como está".