Es curioso observar cómo buena parte de las estrellas mediáticas del negocio de la Música en varios momentos de sus trayectorias, cuando no de continuo, presentan comportamientos erráticos y extravagantes que hacen pensar en una utilización por parte de la Industria de títeres, más parecidos a seres manipulados mentalmente que otra cosa.
Veamos a continuación una anécdota en la vida del denominado Rey del Rock'n'Roll, Elvis AAron Presley. A pesar de ciertas reticencias muy al principio entre sectores consevadores de la sociedad norteamericana hacia su figura cuando emergió como ídolo de masas, debido a algunos aspectos (el contoneo de caderas, el halo de rebeldía, la novedad basada en música de negros...) que chocaban con la sociedad puritana, pronto Elvis destacó como ferviente patriota y su imagen se integró perfectamente al Sistema además de ser aprovechada propagandísticamente por el Gobierno en ocasiones como cuando, como buen ciudadano y joven ejemplar, cumplió el servicio militar en Berlin
En diciembre de 1970, enmedio de una de sus crisis personales y preocupado ante lo que consideraba una "sociedad decadente" decidió súbitamente erigirse en adalid de la cruzada contra las drogas prohibidas... justo en el momento en que él ya consumía compulsivamente medicamentos y drogas legales. Pensat i fet, que dicen en Valencia: en un viaje aéreo escribió unas líneas poniéndose al servicio del Presidente Nixon e ipso facto se personó, ataviado con su peculiar vestimenta, solicitando audiencia en la puerta de la misma Casa Blanca.
De esta forma tan rocambolesca se produjo el encuentro bufo entre dos de los líderes mundiales del momento, mantenido en secreto durante un año y cuyos entresijos se conocieron tras la desclasificacion de documentos en 1986. En la reunión de media hora, el Rey, probablemente bajo los efectos de las pastillas, abrumó al Presidente con una arenga contra el comunismo, los Beatles y la juventud descarriada. A continuación, le solicitó directamente una placa federal para convertirse en agente anti-droga. Antes de despedirse, Elvis regaló a Nixon una pistola Colt 45 con 7 balas de plata en el cargador. Al rato, le facilitaron simbólicamente una chapa improvisada de agente federal.
La visión del encuentro que tendría, absolutamente empastillado, el Rey del Rock'n'Roll.
Como se ha citado anteriormente, el encuentro fue ocultado a pesar del uso publicitario que en primera instancia hubiese querido otorgarle la Casa Blanca, pero que no concordaba con la actitud estrambótica presentada por Elvis. Su afan colaboracionista no acabó ahí: también se ofreció dirigiéndose al Director del FBI, y según algunas fuentes, pudo llegar a ser informante del Federal Bureau.